sábado, 24 de septiembre de 2011

Breve nota sobre las lógicas del dibujo. Su estructura intima y su relación con lo político. (lima)



































«El caos se define menos por su desorden que por la velocidad infinita por la cual se disipa toda forma apenas bosquejada. Es un vacío que no corresponde a la nada, es un virtual que contiene todas las partículas posibles provocando todas las formas posibles que surjan, para así hacerlas desaparecer en seguida, sin consistencia ni referencia, sin consecuencia.»                 
                                                                                                 Gilles Deleuze / Félix Guattari




No vengo a hacer alarde de mi torpeza, 
solamente a hacer uso de la palabra.

Palabra valor de uso, valor de cambio, cambiar valores, cambiar el cambio.

No vengo a hacer alarde de mis palabras, 
solo a hacer uso de mi torpeza. 




 Mis ganas de dibujar suelen serme más importantes que mis deseos de ser buen dibujante. No soy dibujante, aunque dibujo. Mis ganas de dibujar suelen ser más urgentes que mis ganas de hacerlo bien. Mis ganas de dibujar son casi siempre más que nada ganas. Mis ganas de dibujar son más grandes que mis aptitudes para hacerlo. Soy un neanderthal sobre la hoja. Mis ganas de dibujar son rayones que se transforman en algo que nunca se sabe que van a ser, que se transforman en cosas que se van enterando ellas mismas al mismo tiempo que yo, por eso en el transcurso nos vamos midiendo. Ellas quieren ser pero mis incapacidades no las dejan, yo quiero que sean, a veces y otras me van diciendo ellas que pueden llegar a ser. Hasta que no terminamos, no solemos mirarnos a los ojos casi nunca ¿te gustó? ¿Estás bien? Nos preguntamos. Nunca: ¿estuve bien, no? Claro que nos alardeamos el uno al otro, claro. Pero son juegos de la familiaridad del amor y del grafismo. Nunca nos pedimos nada, salvo la libertad con que comernos. Nunca nos pedimos nada salvo no limitar el dibujo al lenguaje, a la literatura, al tema, a la canción, a la actividad política, a lo correcto o incorrecto que deberíamos ser. Eso jamás nos lo pedimos. Nuestros límites son más concretos y precisos. Son las limitaciones mías, las torpezas, el apretar el lápiz demasiado fuerte, usar hojas de baja calidad, ensuciar las gomas, no tener tiempo, y ese tipo de cuestiones.




 Mis ganas de dibujar, barderas ganas de dibujar bardos, de inconclusión, de huir al caos, al futuro , a las tremendas ganas de no comprender mas que las reglas del dibujo y mas nada, mas nada ser un primitivo. Incomprenderlo todo, ignorar todo cuanto no sea la organización siempre intuitiva de la línea, el plano, la mancha, el punto, el tachón, el borroneado, la gota salpicada. Mis ganas de dibujar no tienen ganas de ser comprendidas, corrompidas, traducidas a palabras. Porque la palabra es la palabra y el dibujo es otra cosa. La palabra (cree ella, yo no estoy tan seguro) es del reino de las ideas “en el reino de las ideas, todo es posible” dice ofuscada. El dibujo en cambio, es del territorio duro de las acciones y los hechos “hay que hacer lo que hay que hacer” me dice mudamente “si no se puede no se puede”.  En cambio yo, que mis mejores meritos fueron en la Sarmientina escuela primaria, reino mas bien de la escritura y la palabra, a veces no puedo desligarme de ella y entonces escribo. Y mis palabras transforman mis actos y mis actos transforman mis palabras, ósea que pienso el dibujo y dibujo la palabra. Como ahora mismo que mi escritura es dibujo y casi ni pienso lo que escribe él, que esta allá arriba mientras yo tecleo acá abajo bien abajo. 




 Yo solo tomo el lápiz saco punta borro rayo como un rayo me desmarco de la idea huyo hacia el futuro hacia el caos gambeteando supuestos conceptos de errores y aciertos, voy hacia el futuro donde viven los primitivos del mañana en el mundo desbastado después de la extinción de los humanos y las maquinas pensantes y los entes superiores o extraterrestres antropólogos investigadores de cucarachas. Hacia allí huyo condenado desbocado como un rayo relampagueante mientras rayo con el grueso y luego el fino y un finitisimo y un gruesísimo y una hoja que es menos que un universo, es apenas un territorio concreto tangible palpable entendible. Eso.
 ¿Cómo puedo hablar de universo del globo del mundi del atomic relato del todo intangible? ¿Cómo? Un protohumano como yo, condenado a la extinción no puede (no habla del infinito sino de las ideas grandes de la humanidad abarcada) 
 Entonces yo siento que no soy apto para vivir, pensar hacer , militar, revolucionar mas que en esta bidimencionalidad que llamamos hoja que no llamamos vida, que llamamos territorio hoja lápiz que llamamos hoja. 




 Y no quiero decir con esto, ahora que pienso, que la historia se acabó y toda esa mierda posmoderna, yo solo hablo felizmente del dibujar, del vivir,de sus dimensiones practicas y políticas pero en mi, de la incomprensión neandertal del mundohumano, de no tener fe más que en el apocalipsis.  Digo: ¡Inmolemonos si es necesario, volemos por los aires! ¡pero no les demos el gusto!, digo. No puede abarcar mi mente torpe. Sí intuir sí vivenciar, experimentar, amar, ladrar hacer o inclusive vencer. Pero por eso siempre  y cagándome de rizas a casi ciegas voy. Voy voy voy voy 

1 comentario: